Las fuerzas de centro consuman el cordón sanitario a la extrema derecha excluyendo del reparto a Patriotas por Europa y a la Europa de las Naciones Soberanas. Sí entra el grupo de Meloni
María G. ZornozaEstrasburgo Estrasburgo
El Parlamento Europeo reelige como presidenta a la maltesa Roberta MetsolaAFP (FOTO)
Europa Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo: «La Eurocámara no va a ser un santuario para los corruptos»
Sin sorpresas pero con una victoria más que contundente. Roberta Metsola (Malta, 1979) continuará al frente de la Eurocámara durante los próximos dos años y medio. Los eurodiputados así lo han decidido este martes en el arranque de la décima legislatura. El pleno de Estrasburgo ha elegido a la que será su líder con 562 síes frente a los 61 de Irene Montero, la única oponente. Metsola rubrica el mejor resultado de la historia del Parlamento tras ganarse la confianza de fuerzas tan opuestas como los Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni y Los Verdes.
En paralelo, la Cámara ha elegido a Esteban González Pons, del Partido Popular, y a Javi López, del Partido Socialista, como dos de los 14 vicepresidentes de la Eurocámara para los próximos cinco años. Los españoles han sido respaldados con 478 y 367 votos respectivamente.
Las fuerzas de centro han consumado el cordón sanitario a la extrema derecha de la Eurocámara excluyendo del reparto de poder a Patriotas por Europa, el grupo de Orban, Vox, Le Pen y Salvini, y a la Europa de las Naciones Soberanas, la familia comandada por Alternativa para Alemania (AfD). Los más ultras de la Eurocámara se quedan sin vicepresidencias. No así los Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni, que se alzan con dos normalizando su presencia institucional.
La política maltesa logra el aval del 90,2% de los 623 votos emitidos. Es la victoria más contundente jamás alcanzada por un candidato a la Presidencia de la Eurocámara. Se convierte, además, en la única mujer en ser reelegida de forma consecutiva y en la más joven en tomar las riendas de la única institución escogida por el sufragio directo de los ciudadanos.
Roberta Metsola es una histórica de los pasillos de Bruselas y Estrasburgo. Conoce a la perfección sus anhelos, decepciones, frustraciones y luchas de poder internas. Por ello, su discurso previo a la votación fue directo a la fibra sensible de algo que une a los eurodiputados pro-europeos: el deseo de hacer del Parlamento una institución más fuerte.
En sus cinco minutos de intervención, y con la tranquilidad de que la otra candidata, Irene Montero, no sería un obstáculo en su camino a la reelección apeló a la necesidad de fortalecer el rol de la cámara, llamada a ejercer de contrapeso y palanca de rendición de cuentas de las otras instituciones.
Se comprometió a revertir los «desequilibrios institucionales». Y esta referencia no es casual. Llega en un momento en el que el Parlamento Europeo se siente desplazado en el proceso de toma de decisiones. Durante los últimos años, la Comisión y, especialmente, el Consejo Europeo han ido acumulando poder en detrimento de la Eurocámara.
Ursula von der Leyen nunca reveló a los eurodiputados los contratos completos sobre las vacunas del coronavirus; el sistema del Spitzenkandidat para designar al líder de la Comisión Europea continúa sin consolidarse; los puestos de la cúpula de poder de la UE se reparten a puerta cerrada; y la Comisión tiene tentaciones políticas que le dificultan la defensa del Estado de Derecho. Todo ello cala en una institución que ansía dejar de ser el hermano pequeño de los tres -Consejo, Comisión y Parlamento-.
Metsola, que en su primer mandato en 2022 aterrizó con dudas por sus fuertes posiciones antiabortistas, se ha ganado la confianza de la cámara a través de ejercer un liderazgo fuerte, pero sobre todo debido a su virtud de equilibrista, de tejer consensos y de escuchar a grupos con ideologías no afines a la suya, tanto a derecha como a izquierda.
Prueba de ello es que la mayoría de los eurodiputados de los Conservadores y de Los Verdes le han dado su confianza. «Roberta Metsola tiene muchas de las cualidades que una presidenta del Parlamento necesita. Es pragmática y busca el consenso. Su compromiso con Ucrania es destacable», destaca Joachim Brudzinski, colíder de ECR.
En su discurso de investidura, ha lanzado un mensaje claro a las fuerzas de extrema derecha, populistas y euroescépticas, que son más fuertes que nunca en el nuevo Hemiciclo: «La polarización en nuestras sociedades ha traído confrontación política, incluso violencia política. La respuesta fácil es la que divide a nuestras comunidades en nosotros y ellos. Necesitamos ir más allá de este pensamiento de suma cero que excluye a la gente. Eso fomenta la ira y el odio en lugar de generar esperanza y fe. Esta es la cámara que quiere construir en lugar de destruir. Que no tiene miedo de emprender el camino difícil. Que es capaz de encontrar y utilizar su voz para el bien común. Esto es lo contrario a la autocracia».
El otro gesto ha ido directo a las fuerzas progresistas: «Dejaremos a Europa como un lugar mejor si somos capaces de reforzar el pilar social de Europa. Si damos esperanza y dignidad a la gente. Si las pensiones y los salarios cumplen con las expectativas sociales. No podemos movernos adelante, si nuestros jóvenes no pueden alquilar ni comprar un lugar al que puedan llamar hogar. La crisis de la vivienda en Europa se avecina y debemos tener las herramientas para abordarla incluso a nivel europeo», ha señalado, haciendo referencia a las demandas y prioridades que los Socialdemócratas, la segunda familia más importante, se fija para el próximo lustro.
El voto es secreto, pero los números revelan algunos detalles. Los escaños de la coalición tradicional -Populares, Socialdemócratas y Liberales- suman 401 asientos, incluso agregando los 53 de los Verdes, existe una laguna de 108 eurodiputados que han dado su apoyo, a Metsola, algunos de los cuales vendrían de la derecha radical. Por su parte, Montero habría consagrado los 46 síes del grupo de La Izquierda y un puñado de Los Verdes. Su candidatura, presentada sobre la bocina el lunes, fue un movimiento estratégico y simbólico, pero nunca tuvo la mínima oportunidad de prosperar.
eurodiputada de Podemos defendió una agenda basada en la «defensa de una Europa de paz, que apueste por el fin del genocidio contra el pueblo palestino, una Europa feminista, antirracista, antifascista, de derechos y justicia social». «La paz es la tarea política más urgente para Europa. Creo honestamente que incluso quienes con más fuerza defienden el consenso de guerra saben que la victoria para Ucrania y para Europa frente al criminal de Putin es la paz», ha apuntado la de Podemos.
Arranca así la décima legislatura europea. Una de las más inciertas, una de las más determinantes para la UE y, sin duda, la más polarizada y fragmentada. Metsola marca el camino: «La tendencia a estar unidos es una de las constantes de la historia», ha afirmado parafraseando a Alcide de Gasperi, el padre de Europa.